lunes, 27 de febrero de 2012

HISTORIA DE ESPAÑA PAU: ROMANIZACIÓN Y AL ANDALUS


HISTORIA  DE ESPAÑA (PAU)

 

PRIMERA PARTE: RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA


PERVIVENCIA DEL LEGADO ROMANO EN LA CULTURA HISPÁNICA. ORIGEN, EVOLUCIÓN Y DIVERSIDAD CULTURAL DE LAS ENTIDADES POLÍTICAS PENINSULARES EN LA EDAD MEDIA

 

I.- ESPAÑA PRERROMANA: PUEBLOS INDÍGENAS Y PUEBLOS COLONIZADORES

                                                                                                      
1.- Pueblos indígenas: iberos y celtas                                                                                                                                                                                                                                                         

- Iberos: predominaban en la zona de la actual Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña. Eran, entre otros, los turdetanos, bastetanos, layetanos...Sus poblados eran amurallados en colinas de fácil defensa y con viviendas rectangulares. Su economía era agrícola (trilogía mediterránea: olivo, vid y trigo)) y eran expertos en minería y metalurgia (famosa su típica espada: la falcata) por influencia y contacto con los pueblos colonizadores del Mediterráneo oriental -lo cual resulta obvio en el arte, acuñación de moneda, estructura urbana y escritura-. Su organización social era tribal con fuerte jerarquización, dominando la aristocracia guerrera (caudillos). Su religión era politeísta y aparecen numerosos santuarios y necrópolis con figurillas a modo de exvotos (caballos). En arte, de influencia oriental, sobresale la escultura en piedra o bronce de gran tamaño: Dama de Elche; Dama de Baza; Dama oferente; Bicha de Balazote, y la cerámica hecha en torno con figuras de color rojo o negro, geométricas o escenas de guerreros.

- Celtas: predominaban en el Nte (galaicos, astures, cántabros, vascones) y W (lusitanos). Sus poblados eran los castros, poco urbanizados y situados en montículos amurallados y casas de planta circular. Trabajaban el bronce y el hierro para elaborar sus instrumentos de labor (arados, hoces), armas (espadas, puntas de lanza) y objetos de adorno (broches, fíbulas). Su organización social era tribal, hablaban indoeuropeo y no conocían la escritura. Su base social era el “gens” (forma intermedia de familia y tribu).

2.- Pueblos colonizadores: fenicios, griegos y cartagineses


- Fenicios: procedían de Fenicia (Siria) que controlaban todo el comercio en el Mediterráneo y sobre el 1100 aC. fundaron Gadir (Cádiz), interesados por el cobre, plata y plomo. Más tarde fundaron Málaga, Almuñécar, Adra. Eran enclaves cuya unica misión era intercambiar con los indígenas para obtener los productos deseados. En sus necrópolis aparecen sarcofagos antropoides.

- Griegos: diferentes oleadas colonizadoras emprendidas por polis griegas arribaron a la península iberica en forma de colonias de poblamiento y colonias de explotación (los rodios, samios y focenses), fundando Masalia (Marsella), Rosas, Emporiom, Hemeroskopeion, Akra-Leuke (Alicante).

- Cartagineses: Cartago (actual Túnez) fue fundada por los fenicios. Cuando Tiro cayo en poder de los asirios se convirtio en la ciudad hegemónica de todas las colonias fenicias estableciendo una talasocracia (marino poder), dominando todo el sur de la península Ibérica, fundando Ebusus (Ibiza), Villaricos (Almeria) y sobretodo Cartago Nova (Cartagena) que se convirtió en su principal enclave en la península. Este creciente poder de Cartago en Iberia y el nacimiento de una nueva potencia en el Mediterráneo (Roma) explicarían la génesis de las guerras púnicas y posterior conquista romana de la península ibérica y su transformación en una provincia romana.









II.- LA HISPANIA ROMANA (218 Ac.-476)

1.- La conquista romana. Tres etapas:

A) Durante la 2ª guerra punica (218-205): Levante y Andalucía. A la muerte de Asdrúbal le sucedió Anibal, dominando los cartagineses el sur y levante peninsular hasta Valencia. Por el Tratado del Ebro (226) con los romanos, Cartago se comprometía a no extenderse mas alla de este rio. El ataque y destrucción por Anibal de la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, desencadenaría el inicio de la 2º guerra púnica: Anibal atravesó los Pirineos y los Alpes y vencio a los romanos en Tesino, Trebi, Trasimeno y Cannas, pero estando a las puertas de Roma, no se atrevio a tomarla. Los romanos atacaron a los cartagineses en su principal base de avituallamiento, Iberia. Cneo Scipion desembarco en Ampurias y consiguió la alianza de algunos pueblos indígenas, ocupando desde los Pirineos hasta el Ebro. La derrota sufrida por la escuadra cartaginesa en la desembocadura del Ebro y por los caudillos indígenas Indibil y Mandonio, dejaria en poder de los romanos todo el levante hasta Cartagena.
Pero seria la venida de Publio Cornelio Scipion con mas legiones  lo que significaria un definitivo triunfo de Roma frente a Cartago: desembarca en Tarraco, confirma alianzas y ataca y conquista Cartago Nova, derrotando a cartagineses una y otra vez en la Betica hasta conquistar el ultimo reducto punico en Iberia: Cadiz (205) y quedando sometido al poder de Roma el territorio que antes dominaba Cartago.

B) Conquista del Centro y Oeste (205-133). La zona dominada por los romanos fue dividida en dos provincias gobernadas cada una por un proconsul: la Hispania Citerior (desde los Pirineos hasta Murcia) y la Hispania Ulterior (Murcia y Andalucia). El levantamiento de los ilergetes en la Citerior provoco que el Senado enviase a sofocarlo a nuevas legiones al mando de Marco Porcio Caton, siendo vencidos los hispanos en Ampurias. Pero el levantamiento y acoso de las tribus de la Meseta, llevaría  a Roma a emprender nuevas campañas, siendo los dos sucesos mas relevante las luchas contra los lusitanos y su caudillo Viriato (murio asesinado mientras dormia a manos de sobornados) y las luchas contra los arevacos de Numancia (cerca de Soria), ciudad que acogio a las tropas fugitivas de Viriato y no las entrego, enfrentándose y venciendo en diversas ocasiones a los romanos, hasta que el Senado envio a Publio Scipion Emiliano (el vencedor de Cartago en la 3ª guerra punica) que sitio Numancia. Los numantinos prefirieron darse muerte antes que rendirse a Roma (133 aC.) por lo que los romanos controlaron la Meseta y la Lusitania. Solo les faltaba conquistar la cornisa cantabrica.

C) Conquista de la cornisa cantabrica (29-19 aC.). Durante la Republica Hispania fue un territorio romano mas, repercutiendo todo cuanto acontecia en la metrópoli, (como las guerras civiles entre los partidarios de Mario o Sila,  y entre los partidarios de Cesar o Pompeyo) y fue romanizándose paulatinamente, quedando solo las tribus del norte por conquistar, labor que emprenderia personalmente el primer emperador Octavio Cesar Augusto. Los cantabros empleaban la guerra de guerrillas (ataque por sorpresa), hostigando continuamente a las legiones que no lograban dominarlos. Ya en Roma, Augusto envio a su yerno Agripa que logro vencerlos definitivamente el año 19 aC. Dando por finalizada la conquista de todo el territorio peninsular. ** ___Para ver en el contexto en el que se inicia la conquista romana hemos de hacer referencia a las guerras púnicas. En el Mediterráneo central habían surgido dos potencias expansivas: Roma y Cartago, el enfrentamiento entre ambas era inevitable. La primera guerra (264-241 a. de C.) concluyó con la derrota cartaginesa y la conquista romana de Sicilia, Córcega y Cerdeña. Ante la obligación de pagar una fuerte indemnización a los vencedores, los cartagineses se replegaron hacia la península Ibérica, intensificando su dominio, de ella extraían metales, hombres... Asdrúbal fundó Cartago Nova e hizo de ella su capital. Pero Roma seguía extendiéndose y esto dio lugar a una segunda guerra púnica (218-201 a. de C.), el pretexto fue el ataque a Sagunto, ciudad aliada de los romanos, por parte del cartaginés Aníbal, este hecho motivó el desembarco de los romanos en Ampurias en el año 218 a. de C.
A) La ocupación del litoral mediterráneo (218-170 a. de C.)
Se enmarca en el contexto de la segunda guerra púnica. En este periodo los romanos, casi sin resistencia, ocupan el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y del Guadalquivir. Todos estos pueblos tenían un alto grado de desarrollo por el contacto con los pueblos colonizadores, su elevado desarrollo hace que no opongan casi resistencia y que asimilen rápidamente las formas de vida romanas. Además, en esta zona no hay obstáculos geográficos que dificulten la conquista.
B) La conquista de la Meseta (170-29 a. de C.)
La conquista de esta zona les costó mucho a los romanos, además de los accidentes geográficos, el nivel de desarrollo de estos pueblos es escaso y veían con hostilidad el modelo de civilización romana. Las guerras fueron durísimas y de los enfrentamientos con los romanos destacamos dos: Viriato y Numancia. Viriato fue un caudillo lusitano que mantuvo en jaque a los romanos gracias a la utilización de la guerra de guerrillas, al final fue asesinado por varios de sus capitanes sobornados por los romanos, su derrota abrió a Roma el oeste peninsular. En Numancia los celtíberos presentaron una resistencia feroz ante el sitio de los romanos, la llegada de Publio Cornelio Escipión puso a la ciudad en una situación límite, y sus habitantes prefirieron destruirla y suicidarse antes que caer en manos de los enemigos, era el año 133 a. de C.
En los últimos años de esta etapa Roma atraviesa varias guerras civiles, en la última dos generales victoriosos se disputan el poder de la República: Pompeyo y César, tras la muerte de Pompeyo, sus hijos serán derrotados por César en la batalla de Munda (Montilla, Córdoba), el 27 de marzo del 45 a. de C., quedando toda la zona centro y sur de la Península pacificada
.
C) La pacificación de la franja cantábrica (29-19 a. de C.)
En estos diez años se desarrollan las guerras cántabras, dirigidas por el emperador Augusto. Roma perseguía la pacificación de estos pueblos, el acceso a los ricos yacimientos de la zona y que dejaran de atacar a las ciudades romanas. Casi toda la población acabó esclavizada. Roma fundó una serie de ciudades y campamentos militares para contener a estos pueblos: León (sede de la Legio VII Gémina), Astorga (Asturica)..., pero el control efectivo y total de los pueblos de la cordillera cantábrica y de los vascones nunca fue del todo efectivo____. **
 2. La romanización
La romanización es el proceso por el cual los habitantes de la Península van a abandonar sus formas de vida tradicionales (leyes, religión, lengua, usos y costumbres...) y van a adoptar las de los romanos, o bien se van a mezclar ambas. Este proceso, de manera general se llama aculturación, y aplicado a este momento histórico romanización.
Los factores que determinaron la romanización fueron los siguientes:
a) La vida urbana, las vías de comunicación y el comercio.
Roma se aprovechó de las ciudades existentes en la Península, transformando sus órganos de gobierno y haciéndolos dependientes de Roma, en otras zonas fundó nuevas ciudades con pobladores romanos. El mundo romano es un mundo de ciudades, en éstas se decide todo y son centros de producción e intercambio. El contacto con la vida urbana transforma a los habitantes de la Península.
E
l desarrollo de un amplio sistema de calzadas, que no sería superado hasta la Edad Contemporánea, favorece el intercambio comercial y la llegada de pobladores, ejércitos, comerciantes... las principales ciudades romanas estaban intercomunicadas entre sí y con Roma a través de la vía Augusta que iba paralela al litoral mediterráneo.
b) El papel del ejército.
Es fundamental, el ejército fue un importante vehículo de romanización, los soldados llevaban la lengua, creencias y costumbres de Roma y las difundieron por todo el Imperio. Roma contaba también con tropas auxiliares hispanas que en contacto con lo romano se romanizaron rápidamente, además, al término del servicio militar se asentaban en tierras entregadas por Roma, a donde llevaban su civilización. Los campamentos romanos atraían a mujeres, mercaderes, artesanos... y muchos de estos campamentos acabaron transformándose en ciudades (León, Mérida, Zaragoza, Barcelona).
c) La concesión de la ciudadanía romana.
No todo el mundo tenía el título de ciudadano romano, el recibir un indígena éste, significaba muchos privilegios y un alto honor, normalmente lo recibía gente que colaboraba con Roma y tenía un alto grado de integración en el mundo romano, era un título ansiado por muchos. Al principio a muchos ciudadanos se les otorgó la ciudadanía latina (con muchos menos privilegios) y, por último, con Caracalla, toda Hispania recibiría la ciudadanía romana.
d) La economía.
De manera general podemos decir que la economía de la Hispania Romana era colonial, entendiendo por tal concepto que los romanos sacaban de la Península materias primas de todo tipo y las transformaban en Roma, luego volvían esos productos manufacturados a un precio superior. Otro rasgo fundamental es que era una economía esclavista, como casi todas las del mundo antiguo, es decir, el motor de la producción es la mano de obra esclava. Todos estos datos están referidos al Alto Imperio, es decir, la etapa que va hasta el siglo II d. de C.
En la agricultura hemos de destacar la perfección de los sistemas de cultivo con la introducción de sistemas de regadío y de herramientas más perfectas como el arado romano. La base de la producción seguía siendo la trilogía mediterránea (cereales, vid y olivo), el trigo de Hispania junto con el de Sicilia llenaba las despensas de Roma, el vino español era muy preciado, así como el aceite. Estos productos llegaban a la capital de dos formas: por tierra, a través de la tupida red de calzadas que llegaban a Roma, o por mar hasta Ostia, el puerto de Roma.
En cuanto a las formas de propiedad de la tierra hemos de hablar de tres fundamentales: la privada (casi toda en manos de grandes terratenientes), la pública (tierras pertenecientes al Estado) y la tribal (en el norte). Como caso curioso diremos que el latifundismo andaluz parte de esta época, la Bética fue una provincia que gestionaba el Senado, no el emperador, y entre los aristocráticos miembros de esta institución se repartieron enormes extensiones de esta provincia.
Hispania era famosa también por su gran riqueza de minerales: oro en León (Las Médulas) y Asturias, plata en Sierra Morena, cobre en Río Tinto (Huelva), plomo en Cartagena. Los romanos perfeccionaron las técnicas de extracción de minerales, y muchas de las minas que ellos abrieron siguen en explotación. Todos estos productos iban a parar a la capital del Imperio, y se utilizaban, entre otras cosas, para acuñar moneda. Una parte reducida de los metales preciosos se quedaban en la Península para que las ciudades acuñaran sus monedas.
En cuanto a la industria no había en España, a diferencia de otras zonas del mundo romano, zonas especializadas en la producción artesanal, con la excepción de algunas industrias textiles de Levante y las salazones y de transformación de la pasta de pescado llamada garum que enloquecía a los romanos.
e) La sociedad.
En principio la sociedad romana se divide en dos grandes grupos teniendo como referencia un criterio jurídico: la libertad o no de las personas. Así la sociedad se divide entre hombres libres y hombres no libres.
Dentro de los hombres libres podemos encontrar muchos niveles: los honestiores eran las clases pudientes y ricos propietarios (senadores, caballeros, ricos comerciantes urbanos...) formaban, en definitiva, la minoría dirigente; los humiliores, eran, por el contrario, hombres libres pero con pequeñas propiedades: pequeños artesanos, pequeños campesinos... En la parte más baja de los hombres libres estaban los no ciudadanos, aquellos que no tenían derechos políticos pero sí civiles, a diferencia de los esclavos que no tenían ninguno de los dos.
En cuanto a los no libres podemos hablar de dos niveles, por un lado los libertos - esclavos que han sido liberados pero todavía conservan algún rasgo de dependencia con sus antiguos dueños- y los esclavos. Estos últimos son la base de la economía, el motor que mueve al mundo romano, no son propietarios, su situación se hereda de padres a hijos y normalmente se llega a ese estado por las guerras. Entre ellos a su vez hay diferencias, no es lo mismo el que trabaja en el campo que el que sirve en la casa de un rico patricio.
f) La administración y la vida urbana.
Para organizar el territorio Roma dividió la península Ibérica en provincias. La primera división fue tras la segunda guerra púnica, en el 197 a. de C., Hispania quedó dividida en dos provincias: Citerior al norte y Ulterior al sur, el límite entre ambas era una línea que partía de Cartagena.
Augusto, en el 14 a. de C. dividió el Imperio en dos tipos de provincias: las ya conquistadas que no requerían la presencia permanente de legiones y que eran dirigidas por el Senado, y las todavía no pacificadas que eran dirigidas por el emperador. Con este esquema Hispania se dividió en tres provincias: la Bética (Andalucía) administrada por el Senado, y la Tarraconensis (norte, centro y oeste peninsular) y la Lusitania (el centro-oeste) dirigidas ambas por el emperador. Cada provincia se dividía a su vez en conventos o divisiones judiciales.
En plena crisis del siglo III, en el 297, se hizo una nueva división: Bética con capital en Hispalis, Lusitania con capital en Emerita y la Tarraconensis con capital en Tarraco pero de la cual salieron la Cartaginensis con Cartagena como capital y la Gallaecia con Braga. Casi cien años después, en el 385, se crearía la provincia de la Baleárica.
Co
n todo hemos de decir que la base de la administración romana fue la ciudad, desde ellas se controlaba el territorio y eran la base de la administración. Desde el punto de vista urbano podemos distinguir varios tipos de ciudades. Las colonias son ciudades pobladas sólo por romanos (Mérida, Lezuza...), frente a éstas están las ciudades anteriores que en virtud de cómo haya sido su conquista tienen un status u otro: ciudades estipendiarias, que fueron conquistadas por la fuerza (pagan un estipendio o tributo a los romanos); ciudades inmunes (se entregaron a través de un pacto y sólo tienen que ayudar a Roma en determinadas circunstancias)...
g) Religión y cultura.
La religión romana se basa en el politeísmo y en la tolerancia hacia otros cultos y dioses. A la religión romana tradicional se añadió desde un primer momento todos los dioses griegos a los que los romanos les dan otros nombres. Además, en la época imperial hemos de añadir el culto al emperador. Al extenderse hacia Oriente van a tomar las religiones de otros pueblos: mitraísmo, culto a Isis, a Cibeles... y en los últimos siglos del Imperio se extenderá por él el cristianismo. El cristianismo fue perseguido en principio porque no toleraba a las otras religiones ni reconocía la divinidad del emperador, pero debido a la crisis general del siglo III esta religión fue el consuelo para muchos y el emperador Constantino acabó por legalizarla en el año 313 por el Edicto de Milán. En el 381 se convirtió en la única religión oficial, el cristianismo era lo único que podía dar cohesión al Imperio e incluso sobrevivió a su caída.
La Península se romanizó, sobre todo la Bética, el latín vulgar era hablado por casi todos y las lenguas y los cultos locales fueron desapareciendo progresivamente. De todas las lenguas anteriores sólo sobrevivió el vasco. Hispania dio varios emperadores a Roma: Trajano, Adriano, Marco Aurelio y Teodosio. De la misma forma el latín floreció en la Península con escritores como Séneca, Lucano y Marcial.
h) Las obras públicas.
Se caracterizan por el carácter monumental y por su espíritu práctico. Utilizó la arquitectura adintelada como los griegos, pero también la abovedada (utilizaron bóvedas de cañón, de arista, cúpulas...). Junto a la columna –elemento fundamental en el arte griego- usaron también el pilar y el arco de medio punto.
Entre las obras de ingeniería destacan las calzadas, que fueron usadas hasta bien entrada la Edad Moderna; los puentes como el puente de Alcántara para sortear obstáculos naturales; los acueductos como el de Segovia o el de los Milagros en Mérida, para abastecer de agua a las ciudades; los pantanos como el de Proserpina en Mérida...
En cuanto a los edificios para espectáculos hemos de reseñar los teatros, como el de Mérida o Itálica; los anfiteatros o lugares para luchas de gladiadores y fieras, los de Mérida, Tarragona e Itálica son los más monumentales; los circos, para las carreras de cuadrigas como en Mérida, Córdoba o en Tarragona. Otros edificios importantes fueron las termas, lugares destinados a baños. Como edificios religiosos destacan los templos, copiados de los etruscos y los griegos, las ceremonias no se desarrollaban en su interior sino en las escalinatas, por eso no eran grandes ni podían acoger a la multitud. Cuando el cristianismo se convierte en religión oficial tomará como edificio la basílica, que hasta entonces era un gran edificio pero con usos judiciales o mercantiles, de ahí saldrán las iglesias.
i) El Derecho.
El Derecho es una de las más grandes creaciones del pueblo romano y, mediante el proceso de romanización, una de sus más valiosas aportaciones a la civilización occidental. De toda la herencia dejada por Roma, ningún otro aspecto continúa teniendo una vigencia similar a la del Derecho Romano.
Durante mucho tiempo los romanos se rigieron por preceptos jurídicos inspirados en la costumbre (mos maiorum), que sólo eran conocidos por los magistrados y los pontífices. Ante la protesta de la plebe, una comisión de diez varones (decemviri) se encargó hacia el 450 a. C. de redactar un código escrito, las Leyes de las Doce Tablas, que estuvo vigente hasta el siglo III a. C. A partir del siglo III a. C., juristas y pretores, se encargaron de adaptar las normas jurídicas a las nuevas circunstancias sociales y económicas.
Casi un siglo después de la caída del Imperio Romano de Occidente, Justiniano, emperador de Oriente, emprendió la enorme tarea de reunir en un solo cuerpo general las obras de jurisprudencia romana existentes. Esta obra se dio por finalizada en el 533 d. C., y recibió el nombre de Digesto.
Lo más llamativo del Derecho Romano, a diferencia de otros derechos nacionales, es que no desapareció al desaparecer el poder político de Roma. Desde la Edad Media, en que fue acogido y asimilado por los pueblos bárbaros, pasando por la Modernidad, hasta el siglo XIX –con el código de Napoleón-, el Derecho Romano no sólo sobrevivió sino que se extendió a otros continentes. El sistema jurídico que nos legó Roma constituye hoy en día el núcleo del Derecho de todo occidente. El Derecho Romano es todavía una asignatura que deben cursar obligatoriamente todos los estudiantes de Derecho.
3. La crisis del siglo III y la descomposición del mundo romano.
En el siglo III el mundo romano atraviesa una profunda crisis que acabará con él, analizaremos aquí las causas de esa crisis.
a) Las causas.
Internas.
Como hemos visto anteriormente, la economía romana hasta el siglo II d. de C., se basaba en el trabajo de los esclavos y la continua llegada de productos a Roma (economía esclavista), para ello era preciso mantener las conquistas y las campañas contra los enemigos. Esa situación va a cambiar radicalmente al detenerse las conquistas y verse el Imperio envuelto en toda una serie de guerras civiles. Esto conlleva la escasez de esclavos, con el consiguiente encarecimiento de éstos, y la subida espectacular de los precios. A la larga habrá que buscar otro tipo de mano de obra. De la misma manera los conflictos internos producen el colapso comercial, a Roma no llegan ya productos y cada lugar tiene que abastecerse exclusivamente con lo que produce, este tipo de economía se denomina economía autárquica, y será una constante hasta el siglo XII. La falta de metales preciosos hace que las monedas se acuñen con menos cantidad de oro y plata y más de cobre, esto origina una devaluación de la moneda con la consiguiente subida espectacular de los precios.
A estas causas económicas hemos de sumar la crisis interna que atraviesa Roma.
Generales victoriosos se hacen con el control de las legiones y avanzan sobre Roma para tomar el poder por la fuerza, provocando la rápida sucesión de emperadores y que el Imperio se desangre en luchas estériles. La misma guardia pretoriana en Roma nombra y asesina emperadores a su antojo, el poder imperial está en su punto más bajo.
Cuando llega algún emperador con más autoridad intenta hacer frente a la situación aumentando los impuestos, devaluando la moneda o decretando la obligatoriedad de que los hijos sigan con el oficio de sus padres, en un intento vano por detener la huida al campo para escapar de la presión fiscal.
Externas.
En esta situación tan lamentable los romanos tienen que enfrentarse a un nuevo peligro: los pueblos bárbaros que están al otro lado de sus fronteras presionan sobre éstas y no encuentran resistencia. En los siglos I y II Roma ha mantenido en jaque a estos pueblos debido a su superioridad militar, ahora, en plena crisis y con un ejército roto y desmoralizado, los distintos pueblos presionan en la parte occidental del Imperio y van a ir penetrando lentamente. En el siglo V todo el Imperio Romano de Occidente está poblado por los pueblos germánicos, que en poco tiempo acabarán con el poder imperial y constituirán reinos: francos, suevos, visigodos, anglos y sajones, burgundios, alanos...
b) Consecuencias.
La primera consecuencia importante de las convulsiones del siglo III es el cambio de modo de producción, ante la escasez de esclavos, los ricos terratenientes van a sustituirlos por los pequeños campesinos libres, éstos les entregarán sus propiedades y trabajarán las tierras de los latifundistas a cambio de la protección armada tan preciada en un mundo tan revuelto. De esta manera nos adentramos en el feudalismo, esbozado aquí de una manera muy arcaica, estos campesinos se convertirán en colonos que es lo más parecido a un siervo feudal.
Otra consecuencia importante es la ruralización. Las ciudades por primera vez en siglos se amurallan, deben resistir los ataques y el pillaje de los pueblos bárbaros ante un ejército romano inoperante. De la misma manera, gran parte de la población va a huir de las ciudades y estas pierden más de la mitad de su superficie. La gente huye porque además de ser inseguras, a éstas no llegan productos y la población urbana soporta una mayor presión fiscal. De esta forma las ciudades van a sufrir un letargo del que no van a salir hasta el siglo XII. La vida se traslada al campo donde se formarán pequeñas comunidades agrarias de carácter autárquico.
Junto a todo lo anterior hemos de destacar la decadencia moral, cultural y artística que preside los últimos momentos del Imperio. En un mundo de tanto sufrimiento las religiones tradicionales no sirven y el cristianismo parece ser la única religión que aporta consuelo al prometer una vida mejor en el más allá.
Organización político-administrativa.

A) Ciudadanos:

 - romanos: gozaban de todos los derechos (sufragii -voto-; honorum -ser magistrado-; connubium -matrimonio-; etc. Este derecho fue concediéndose sobretodo en la Tarraconensis y la Betica, hasta que finalmente Caracalla lo concedio a todos los habitantes del Imperio (212).
- latinos: estatus intermedio entre ciudadano romano y extranjero (peregrinus) y fue Vespasiano quien concedio este derecho a los habitantes de Hispania.

B) Colonias,  municipios y provincias:

- Colonias: ciudades fundadas en territorio conquistado y pobladas por ciudadanos romanos o latinos y tenian fines militares o  políticos y se fundaron sobretodo en época de Cesar y de Augusto. Todas las colonias se convirtieron en municipios con Caracalla.
- Municipios: eran ciudades libres que se gobernaban por sus propias leyes y cuyos habitantes podian obtener la ciudadania romana (una Roma menor). Las instituciones políticas esenciales al municipio eran: la Asamblea popular, que adoptaba los acuerdos obligatorios para todo el pueblo; las Curias, secciones de la Asamblea que elegian a los magistrados; los magistrados: decuriones (como los senadores en Roma); consules (como alcaldes); ediles (concejales-vigilancia de los mercados y policia); cuestores (recaudar impuestos), etc.
- Provincias: Hispania sufrio diversas reformas territoriales. Durante la Republica se dividio en dos provincias: Hispania Citerior (Cartagena) y Ulterior (Cordoba); en tiempos de Augusto: la Tarraconensis (Citerior+Galicia y Asturias); la Betica (Andalucia) y la Lusitania (Portugal y Extremadura). Después hubo más divisiones. Al frente de cada provincia  habia un procónsul (jurisdicción militar, civil y criminal).




II.- LAS INVASIONES DE LOS BÁRBAROS Y LA ESPAÑA VISIGODA (409; 476-711)

El I. Romano entró en crisis en el siglo III: disminución de los ingresos fiscales, expansión del cristianismo,  encarecimiento de la mano de obra esclava, sustituida por el colonato. Los colonos eran pequeños propietarios que para hacer frente a la creciente inseguridad, entregaron sus tierras a un propietario más poderoso a cambio de protección, trabajándolas y recibiendo parte de la cosecha (primer paso hacia la servidumbre típica del feudalismo del medioevo). Los caminos se hicieron inseguros, disminuyendo el comercio, y los ricos propietarios abandonaron las ciudades y se fueron a vivir a sus villas en un régimen de autoabastecimiento y autarquía. Se ruralizó la vida, las ciudades se despoblaron, la economía monetaria decayó -trueque- y la agricultura se convirtió en la actividad económica predominante. Los limes se hicieron inseguros y los pueblos bárbaros acosaron una y otra vez, traspasando las fronteras. En el año 409 los suevos, vándalos y alanos penetraron en Hispania asolando las propiedades de los hispanorromanos. Roma tuvo que pactar con otro pueblo bárbaro ya romanizado, los visigodos, que se habían establecido en los Balcanes, para que los expulsaran.

Teodorico II expusó de la península a los alanos, a los vándalos (que se establecieron en el Nte de África) y confinó a los suevos en Galicia. Al desaparecer el Imperio en el 476, surgió en Hispania el reino visigodo independiente con capital en Toledo. Paulatinamente se fue unificando y uniformando todo el país. El monarca se apoyaba para gobernar en el Aula Regia (Consejo asesor de aristócratas y clérigos) y en los Concilios de Toledo (Asambleas de carácter civil y religioso). Leovigildo y su hijo Recaredo dominaron a vascones, cántabros y astures y expulsaron a los suevos del NW y a los bizantinos del sur; legalizaron los matrimonios mixtos y abandonaron la religión arriana, convirtiéndose al cristianismo, religión mayoritaria de los hispanorromanos (apoyo de la Iglesia). El rey Recesvinto creó el Fuero Juzgo como única ley común para toda la población.

Sin embargo, las disputas por el trono -monarquía electiva- disgregarían la unidad: los partidarios de Witiza, por ejemplo el conde don Julián, pedirían ayuda contra el rey D. Rodrigo a los musulmanes del Nte de África: en el 711 Tariq y Muza vencerían a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete y conquistarían toda la península ibérica, estableciendo su poder durante ocho siglos (711-1492).

La cultura visigoda tuvo influencia romana y cristiana. El latín se mantuvo como lengua culta, destacó la figura de Isidoro de Sevilla, y en arquitectura nos legarían el arco de herradura que se transmitiría a la arquitectura de
Al-Andalus.


























TEMA II.- AL-ÁNDALUS (VIII-XV: 711-1492)

1.- EVOLUCIÓN POLÍTICA: ETAPAS.- La evolución política de Al-Andalus presenta seis periodos o etapas:
 1ª) Emirato dependiente de Damasco; 2ª) Emirato independiente de Bagdad; 3ª) Califato de Córdoba;
 4ª) Los primeros reinos de taifas; 5ª) Los segundos reinos de taifas; 6ª) terceros reinos de taifas y el reino nazarí
      de Granada.

1ª) Conquista y emirato dependiente de Damasco (711-756)

Las luchas intestinas entre los visigodos explicaría la petición de ayuda por parte de los witizanos a los mulsumanes del Nte. de África: Tariq al frente de unos 12000 bereberes cruzaría el estrecho y vencería a don Rodrigo en la batalla de Guadalete y más tarde con el apoyo de Muza y de unos 20000 soldados más, conquistaría toda la península sin encontrar mucha resistencia entre la población. La conquista fue por capitulación o por pacto, como en el caso del conde Teodomiro o Tudmir para conservar sus propiedades y privilegios (cora de Murcia, con capital en Orihuela y más tarde en Lorca). Sin embargo, su intento en una segunda fase de apoderarse del reino franco encontraría una fuerte resistencia hasta el punto de que Carlos Martel los derrotaría en Poitiers (732), obligándolos a traspasar los Pirineos y creando la Marca Hispánica o condados que sirvieran de contención. Tanto esta zona fronteriza como la hostilidad de cántabros, satures y vascones, hizo que una estrecha franja en el valle del Duero, y también en los Pirineos, se convirtiesen en “tierra de nadie” que posibilitó en el futuro la creación de los nuevos reinos cristianos.

Los musulmanes crearon una provincia (emirato) dependiente del califato Omeya de Damasco, gobernada por un emir y con estrechas relaciones con Kairuán (Túnez). Pero se produjeron enfrentamientos entre los diferentes grupos étnicos de los invasores por el reparto de tierras : a los árabes (la aristocracia), se les asignó las tierras mas fértiles cercanas al Guadalquivir, Levante y Ebro; a los bereberes, las zonas montañosas mucho más pobres.

2ª) Emirato independiente de Bagdad (756-929)

Cuando la dinastía de los Abasíes de Bagdad destronaron y asesinaron a toda la familia Omeya, el único superviviente Ad al-Rahman se refugió en Al-Ándalus y se adueñó del poder, proclamando el Emirato independiente en Córdoba (756). Ad al-Rahman I creó el nuevo estado andalusí (independencia política pero no religiosa), aumentó la recaudación fiscal, formó un sólido ejército profesional de bereberes, eslavos y sirios, y se rodeó de fieles seguidores que controlarían los cargos públicos de la Administración. Al-Hakam I haría frente a revueltas en las provincias fronterizas o marcas que pretendían independizarse (Zaragoza, Toledo..) y Ad al-Rahman II consolidó el poder y la centralización del estado cordobés aunque se sucedieron las rebeliones de los muladíes (cristianos convertidos al islam que vivían con los musulmanes), y de los mozárabes (cristianos que vivían con los musulmanes y pagaban impuestos).

3ª) Califato de Córdoba (929-1031)

Ab al-Rahmam III acabó con las rebeliones internas y consiguió que los reyes cristianos de León, Navarra y condes de Castilla y Barcelona se hicieran vasallos suyos y les pagaran tributos (“parias”). Rompió los vínculos con Bagdad y se proclamó califa (sucesor del enviado de Dios): jefe espiritual y temporal de los musulmanes de Al-Ándalus y del norte de África, y protector de cristianos y judíos; centralizó la recaudación tributaria, reorganizó el ejército y creó una nobleza palatina vinculada a su persona. Su hijo Al-Hakam II fortaleció la estructura política y militar del califato pero además se preocupó por la cultura y el arte hasta el punto de convertir Al-Ándalus en la sociedad más avanzada de su tiempo. Durante el califato de Hisam II el noble Al-Mansur se hizo con el poder y estableció una dictadura militar basada en sus victorias militares, con más de 100 razias (destrucción de Barcelona y Santiago). El califato de Córdoba fue la etapa más brillante de la presencia musulmana en España, pero al morir Al-Mansur, su hijo Abd al-Malik no supo mantener su autoridad y, a su muerte prematura, el califato se descompuso: cada territorio luchó por conseguir su independencia con el apoyo de los reinos cristianos, formándose los primeros reinos de taifas.

4ª) Primeros reinos de taifas (1031-1140)

En el año 1031 se formalizó la desaparición del Califato de Córdoba y la formación de 25 reinos de taifas (“partido, bandería”) o estados independientes, de extensión muy desigual y que algunos serían conquistados por otros más poderosos. Según fuese su composición étnica y cultural, se clasifican a las taifas de árabes (Sevilla, Córdoba, Toledo, Zaragoza), bereberes (Granada, Málaga) y eslavas -antiguos esclavos de procedencia hispano-visigoda y que estaban islamizados- (Murcia,Valencia). Muchos de los mejores ejemplos de arquitectura andalusí -arcos polilobulados- son de este periodo, de gran prosperidad económica y cultural (Aljafería “palacio fortificado” de Zaragoza) Pero dicha fragmentación fue aprovechada por los reinos cristianos para exigirles el pago de parias a cambio de protección, lo que se tradujo en un sensible avance cristiano en el siglo XI, y ese acoso cristiano llevaría a los reyes de las taifas de Sevilla y Granada a pedir ayuda a tribus bereberes del Nte. de África, los almorávides, que frenaron el empuje cristiano y unificaron de nuevo Al-Ándalus formando un gran imperio hispano-norteafricano caracterizado por su intransigencia religiosa (persecución de los mozárabes).

5ª) Segundas taifas (1140-1212)

Sin embargo, el Imperio almorávide se desintegró en 1140 ante la invasión de un pueblo mucho más fanático y ultraortodoxo, los almohades del Nte. de África. des eran los seguidores de un movimiento político-religioso, que brotó hacia el año 1121 en el Atlas marroquí como protesta contra la inmoralidad administrativa y el desor­den en que había degenerado el imperio almorávide, que gober­naba el Norte de África y toda la España musulmana y dio lugar a los segundos reinos de taifas (Sevilla, Córdoba, Almería) como reinos independientes. Sus ejércitos derrotaron a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos pero la reacción del papa Inocencio III fue proclamar una Cruzada que unió a todos los cristianos peninsulares que derrotaron a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), fin de los almohades en la península y la creación de las terceras taifas. Un ejemplo de arquitectura almohade es la decoración en sebka (rejillas de rombos) en ladrillo(p.e. La Giralda de Sevilla, minarete de la mezquita).

6ª) Terceras taifas y el reino nazarí de Granada (1212-1492)

Se crearon tres grandes reinos andalusíes: Granada, Valencia y Murcia. Sin embargo en el s. XIII el empuje cristiano era imparable y la mayoría del territorio fue conquistado, (a excepción del reino nazarí de Granada fundado en 1237 por Muhamad ben Nasr -de ahí nasarí-), donde se creó una administración muy centralizada dirigida por el rey y los visires, y con gran densidad de población pues iba recibiendo a numerosos musulmanes que huían de las tierras conquistadas por los cristianos (base de su riqueza en la agricultura, comercio y artesanía). Pero las luchas fraticidas serían aprovechadas por Castilla para acabar conquistándolo en 1492.

2.- ORGANIZACIÓN POLÍTICA

Al-Ándalus comenzó siendo una provincia dependiente de los califas de Damasco al mando de un emir o gobernador. Sin embargo durante el Califato de Córdoba, los Omeyas se convirtieron en califas o jefes políticos y religiosos estableciendo una teocracia, presidiendo la oración de los viernes y aglutinando en su persona todos los poderes, aunque existía un primer ministro o hachib que mandaba en todos los divanes o ministerios al frente de los que estaban un visir (ministro); el fisco se centralizó en época califal en base a la percepción de tributos (gravaba a los cristianos) y la limosna obligatoria a los musulmanes (zakat); la justicia estaba a cargo de los cadíes (jueces) mientras la división territorial era en provincias o coras al frente se encontraba un gobernador o valí. El poder del ejército se basaba en la yihad o guerra santa (aunque eran frecuentes los mercenarios, los árabes y sirios ocupaban los altos cargos militares).

3.- ESTRUCTURA SOCIAL

Cuando en el 711 llegaron los musulmanes, había unos 4 millones de hab. en la pen. ibérica, mezcla de godos e hispanorromanos. Al principio el aporte demográfico no sería mucho (unos 60.000 musulmanes), pero las ventajas que aportaba la conversión al Islam haría que gran parte de la población se islamizase. Mas tarde llegarían árabes, persas, sirios, egipcios, como soldados o campesinos. La estructura social era piramidal: en la cúspide estaba la jassa o aristocracia árabe (aunque algunos eran de origen hispanovisigodo), minoría que controlaba los principales cargos de la Administración, tenían privilegios y grandes propiedades trabajadas por siervos (mozárabes y muladíes) y percibían parte de los botines de guerra. Por debajo estaban los artesanos, funcionarios, comerciantes, campesinos propietarios (labradores) y la plebe urbana. Los bereberes eran el grupo más numeroso (pastoreo y posición humilde) junto a los muladíes o cristianos conversos al Islam. Practicaron cierta tolerancia religiosa con los creyentes del Libro (Biblia): judíos (vivían en las juderías) y mozárabes (cristianos). Por último habían esclavos negros (procedentes de Sudán) y blancos (origen eslavo).

4.- ESTRUCTURA ECONÓMICA
La economía de Al-Ándalus se basaba en una sólida estructura urbana con ciudades que en la época eran las más pobladas de Europa (Córdoba 100.000 s. XI) en donde se comerciaban los productos agrícolas y artesanales, tanto textiles (lana, seda, algodón, lino), como del cuero, orfebrería, vidrio, cerámica. Los artesanos trabajaban en pequeños talleres agrupados en una especie de gremios

En la agricultura, además de la trilogía mediterránea, incorporaron nuevos productos: frutales (naranjas); hortícolas (arroz, caña de azúcar); plantas industriales (morera, algodón); y la agricultura intensiva de regadío (norias, acequias) permitió una producción que generó excedentes dirigidos a los zocos (mercados) y al comercio exterior. La existencia de una moneda fuerte y estable en el mundo musulmán (dinar de oro y dirham de plata) permitió a Al-Ándalus un fuerte intercambio comercial más allá del Mediterráneo (Europa: esclavos, madera, armas; Oriente: especias: África: marfil, oro).

5.- LEGADO CULTURAL ANDALUSÍ

La obligatoriedad de saber árabe para leer el Corán cohesionó e integró a todas las culturas del mundo musulmán. Destacaron los andalusíes en los estudios matemáticos, la medicina, la astronomía: Córdoba se convirtió en la capital cultural de occidente, en donde las traducciones indias, griegas o chinas permitieron su divulgación por toda Europa, como ocurrió con la numeración arábiga inventada en la India. En filosofía destacaron MaimónidesAverroes, y el sufista y místico murciano Abenarabi (s. XII), cuya tumba en Damasco es lugar de peregrinación. Innumerables palabras españolas son de origen árabe (inicio “al”; topónimos “gua”, etc).

Cuadro de texto:    
(5) sala de oración; (9) alminar o minarete; (2) qibla, muro orientado a La Meca en donde está (1) el mihrab (nicho) y delante está (3) la Maqsura (donde rezan los gobernantes) y a su derecha (4) el mimbar o púlpito en donde predica el imán; a la entrada está (7 y 8) el patio con la fuente de las abluciones.
 

En el arte, a pesar de la prohibición coránica del figurativismo, excepto en los periodos ultraortodoxos encontramos manifestaciones, pero será en la arquitectura donde muestren su maestría: uso del ladrillo, decoración de mármol, mosaicos, alicatados, yesos. Temas epigráficos, vegetales, geométricos. Arcos de herradura (visigodos), polilobulados, peraltados. Techumbres de bóvedas y cúpulas con gran ornamentación (mocárabes). Su principal edificio será la mezquita (la mayor se llama Aljama).

Pero también palacios como Medina Azahara (936), ciudad mandada construir por Abderramán III a 8 km de Córdoba (homenaje a su favorita Azahara); la Aljafería de Zaragoza (s. XI periodo 1º taifas anterior a la venida de los almorávides) y la Alhambra de Granada (s. XIII periodo nazarí); alcazabas (recinto fortificado) como la de Almería y Málaga; Minaretes almohades como La Giralda de Sevilla; o torres albarranas almohades como La Torre del Oro de Sevilla.

MURCIA MUSULMANA
El Pacto de Teodomiro o Pacto de Tudmir (713)
El Pacto de Teodomiro firmado en 713 entre Teodomiro y Abdelaziz ibn Muza es un documento que recoge las condiciones de armisticio entre las partes y del que han perdurado varias versiones. Constituye el primer documento musulmán de la actual región murciana y es considerado como el acta de constitución del Reino de Murcia y el primer reconocimiento de su unidad política.
Este pacto fijó las relaciones entre conquistadores y sometidos, sus obligaciones y deberes, así como las compensaciones económicas en dinero y en especie, garantizando la soberanía y señalando el estatus jurídico de Teodomiro.
La tolerancia y las buenas relaciones son la base de este trato, reconociendo las urbes del sureste de cierta importancia: Mula, Lorca, Alicante, Elche, Villena y otras poblaciones cuya localización exacta parece indeterminada, siendo Orihuela el lugar que asumía la capitalidad de la zona.
El hecho de que la ciudad de Murcia no aparezca en el Pacto de Teodomiro, reside en que su importancia en el conjunto del territorio era todavía muy escasa.
Mientras vivió Teodomiro, Tudmir no fue ni un principado independiente, ni una tierra sometida a la autoridad directa de los gobernadores árabes, sino que fue una tierra bajo la autoridad del caudillo visigodo, pero ejercida en nombre del wali (gobernador), designado por Damasco para regir los destinos de Al-Andalus. Esta autonomía continuaría con su sucesor Atanagildo. Luego pasaría a ser una provincia islámica dependiente de Córdoba, perdiendo su especial estatus.
La fundación de la ciudad de Murcia por Abderraman II (825)
     Las guerras civiles entre clanes musulmanes renacieron durante el mandato de Abderramán II (822-852). La revuelta más importante enfrentó a yemeníes y mudaríes (árabes) en la región de Tudmir. "Un día, un campesino mudarí estaba tomando agua del río Sangonera y para tapar su cántaro arrancó una hoja de parra de los viñedos de un yemení que había cerca. No apreciando el último su idea, comenzaron una fuerte discusión que acabó con la muerte del campesino. Los mudaríes reclamaron venganza y se inició una guerra civil extendida por toda la provincia de Tudmir", recoge la leyenda.

  El emir Abderramán II envió al ejército al sureste de Al-Ándalus con una doble misión: la pacificación de Tudmir y la fundación de una ciudad militar con la finalidad de garantizar la seguridad y evitar una nueva guerra civil en la cora de Tudmir. El general Muawiyya fundó la ciudad de Madinat Mursiya el día 25 de junio del año 825, en un lugar estratégico situado en el valle del río Segura, sobre un antiguo asentamiento hispano-romano (¿Myrtia=tierra de mirtos?). Abderramán II nombró a Mursiya (Murcia) nueva capital de la cora o provincia de Tudmir, en sustitución de Lorca, auténtica capital de Tudmir, después de Orihuela, que había perdido gran parte de su antiguo papel como capital administrativa.
La fundación administrativa de la Medina Mursiya supone la dotación a la ciudad de una personalidad diferenciada y el establecimiento de una nueva capitalidad para Tudmir (que según el geógrafo árabe al-Idrisi incluía Murcia, Orihuela, Cartagena, Mula, Lorca y Chinchilla). La ciudad se creó cercada por una muralla de quince metros de altura, jalonada con noventa y cinco torres defensivas y con nueve puertas que la comunicaban con el exterior.
La consagración de la capitalidad de Murcia bajo el califato de Abderramán III
Los propósitos centralistas de Abd al-Rahman II tuvieron un éxito relativo, puesto que la ciudad fue prosperando lentamente, no tanto por ser la sede administrativa del territorio, como por estar emplazada en la mejor zona del Valle del Segura. De modo que, durante el resto del siglo IX, la primacía de Lorca continuó siendo evidente y sólo a partir del siglo X se constata a Murcia como clara capital política y centro económico de Tudmir.
En el año 929 Abd al-Rahman III se proclama Califa de Córdoba inaugurando uno de los períodos de mayor esplendor de Al-Andalus. Al año siguiente de su proclamación como califa, envió un general bereber para gobernar Tudmir, comenzando para este territorio un orden nuevo, caracterizado por la estabilidad social y la prosperidad económica, que terminó por afianzar a Murcia su capitalidad sobre el resto de poblaciones.
El esplendor murciano con Mardanish (el rey Lobo s. XII)
Tras la crisis y desaparición del Califato de Córdoba en el año 1031, la inestabilidad política y social se extiende por Tudmir. En este contexto nace el Reino de Murcia, a partir de una taifa alrededor de la ciudad musulmana de Murcia. Aquel reino incluía la actual provincia de Albacete y parte de la provincia de Almería.
Durante las segundas Taifas, en el año 1147 Mardanish asumió el poder de Murcia, convirtiendo la capital y su corte en un centro político y cultural equiparable con las principales ciudades islámicas del momento. Tras veinticinco años de esplendor, Ibn Mardanish fue derrotado por los almohades, muriendo en Murcia en 1172.
La hazaña de Abenhud (XIII)
Uno de los últimos episodios importantes de la historia islámica murciana tendrá lugar al concluir el dominio almohade sobre Al-Andalus. Tras la victoria de Alfonso VIII de Castilla en las Navas de Tolosa (1212), el clima de inestabilidad y el peligro de las fronteras perfilan el contexto histórico en el que AbenHud inicia su aventura en un intento de crear un nuevo reino independiente. Ibn Hud (Zaragoza, fines del siglo XII-Almería, 1238), fue un rey andalusí que conquistó casi la totalidad de los territorios de Al-Andalus de 1228 a 1237. Era descendiente de una importante familia de abolengo, la dinastía hudita de Zaragoza. En el año 1228 entró en la ciudad de Murcia a la que convirtió en capital de un amplísimo territorio (Córdoba, Sevilla, Málaga, Almería..) y en donde construyó el Alcázar Seguí (convento Las Claras), proclamándose emir, y sublevándose contra los almohades extendiendo su poder por todo el sureste peninsular. Sin embargo, el avance cristiano fue desmoronando el territorio de AbenHud, hasta el punto de que en 1243, el territorio murciano se sometió al protectorado del rey castellano Fernando III con la conquista de su hijo, el futuro Alfonso X.  Dice la leyenda que AbenHud moriría asesinado en Almería por uno de sus propios gobernadores. Como ejemplo del rico y abundante pasado musulmán de Murcia citemos: Medina Siyasa (Cieza), el castillo de Lorca y los restos de todo un barrio en San Esteban (Murcia).


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